Algo más de diez mil kilómetros nos separaban, pero nuestro pensamiento estaba puesto a todas horas en ti.

Hemos querido expresar en este blog los sentimientos y emociones de tan larga espera.


Cada día que pasaba era uno menos que quedaba para abrazarte.

22 de marzo de 2012

Un año en nuestras vidas

Hoy es un día marcado en el calendario y en mi corazón, 22 de marzo, hoy justo hace un año que tenemos con nosotros a nuestra hija, un año y parece que fue ayer, ha pasado demasiado deprisa y sin darnos apenas cuenta. Cómo describir en unas líneas todo este tiempo, es imposible...lo que sí decir es que hace un año estábamos en Vietnam con el resto de familias, nuestras familias, porque sin ellos no hubiéramos soportado los días de incertidumbre y de espera. Con ellos vivimos y compartimos muchísimas emociones y sentimientos, juntos hemos llorado y hemos reído, juntos nos hemos levantado cuando las fuerzas flaqueaban, ahí estábamos para apoyarnos en todo momento. De alguna manera el destino hizo que nos encontráramos en este camino y desde aquí quería agradecerles todo el apoyo recibido en esos días y felicitarles también por este aniversario, gracias a todos por ser parte de nuestra familia...
Justo hace un año las sensaciones y emociones se multiplicaban ya que quedaba muy poco para conseguir nuestro sueño, recuerdo la noche anterior, los nervios hacían que repasara todo lo que teníamos que llevar, su ropita la miré un millón de veces, no sabía si eran pocos pañales, poca ropa y llevé de todo, porque como no sabía la talla que utilizaba pues ya sabéis como somos las mujeres que vemos una maleta y echamos de todo, esa noche apenas pegamos ojo mirando el reloj cada dos por tres, deseando que llegara la hora de levantarnos, una y mil veces me imaginaba el encuentro, cómo sería su carita, si lloraría...
Nos levantamos pronto y la espera en la habitación del hotel se hizo interminable, Carmelo no hacía más que dar vueltas, repasando todo, ropa, biberones, papeles, etc, nos mirábamos con una sonrisa cómplice de que ya estábamos muy cerca. Cuando bajamos al hall algunas familias ya estaban preparadas con los mismos nervios, caras desencajadas y es que aún nos quedaba un largo viaje hasta el orfanato. El viaje se hizo eterno, dos horas de baches, frenazos y ese caos que inunda todo Vietnam, conducir por esas carreteras es una auténtica aventura.
Por fin habíamos llegado, la verja del orfanato se abría para que pudieran los dos autobuses pasar, mirábamos el edificio, se veía la ropita tendida y pensábamos: Ahí está nuestra hija... El corazón iba a mil...Nos llevaron a una sala y al cabo de un rato empezaron a salir niños, todos intentábamos reconocer a nuestros hijos. Fue un caos total, decían el nombre y yo no entendía nada, tal fue así que cuando sacaron a Nieves tuve que preguntar una y otra vez a Le (nuestra intérprete) si era la nuestra.
En ese momento se paralizó todo (08:23 hora española, 14:23 hora vietnamita), era tan chiquitita, con esos ojazos que lo miraban todo, la ropita, esa chaqueta amarilla que le venía enorme, el pantalón tan finito de rayas azules y esos calcetines de cada color y tamaño, bueno sin olvidarme del gorrito que llevaba. Pensé, se va a poner a llorar en el momento que la coja y mi sorpresa fue cuando le dije: Ay mi niña!! y con una sonrisa nos recibió, era como si nos estuviera esperando y supiera que íbamos a por ella, fue uno de los momentos que siempre recordaré, desde ese instante nuestras vidas cambiaron para siempre.
A partir de ese día tan especial la vida al lado de Nieves Thi ha sido maravillosa, nos lo ha puesto tan fácil que no hemos tenido ninguna duda que era nuestra desde el momento que nació, esos ojazos negros siguen mirando como el primer día y la sonrisa no la ha perdido, estamos encantados con nuestra hija, sin duda pasaríamos por todo el sufrimiento y la espera las veces que hicieran falta, porque la recompensa ha sido infinita.
Sólo decir GRACIAS, millones de gracias, por haber llegado a nuestras vidas y haber llenado este hogar de tanto amor. Te quiero vida mía, te quiero, te quiero.

19 de marzo de 2012

Primer Día del Padre

El año pasado me quedé con muchas ganas de poder celebrarlo con nuestra hija y no pudo ser así. La ceremonia de entrega que estaba inicialmente prevista para el día 14 se fue posponiendo, primero al día 18 y al final al 22 de marzo como al final fue. Toda esta incertidumbre unida al gran deseo que teníamos de poder abrazar a nuestra hija hizo que este día lo pasáramos un poco tristes en el que para despejarnos y aislarnos un poco del bullicioso y ruidoso Hanoi nos fuéramos con el resto de familias a pasar el fin de semana a la bahía de Ha Long.
La foto que está al margen derecho del blog fue tomada el día 19 desde el mirador de una de las playas de la bahía. En este día disfrutamos de una gran belleza natural como es la bahía de Ha Long y hoy lo hacemos de otra gran belleza, nuestra hija.

Fotos realizadas esta tarde en el parque El Capricho de Madrid.

12 de marzo de 2012

Memorias de hace un año.

Hoy hace un año que iniciábamos el largo viaje que nos separaba hasta ti, nos subíamos al avión cargados de mucha ilusión y esperanza para que pronto te pudiéramos abrazar y estuvieras a nuestro lado para siempre.
En estos días se hizo realidad un gran sueño, parece que fue ayer y es que se ha pasado volando, casi sin darnos cuenta. En los próximos días reviviremos aquí los momentos que pasamos en Vietnam, será como volver al país donde naciste, a pasear por sus calles, a oler esa mezcla de olores inexplicables, a sentir como el ruido de los claxones de las motos te taladran la cabeza, el bullicio de las calles del barrio antiguo, a admirar la belleza de Tam Coc o de la bahía de Ha Long, en definitiva, a recordar aquellos días que fueron los más intensos de nuestras vidas.
Me acabo de terminar de leer "El cuenco de laca" de Fernando Schwart, y en él no sólo he revivido momentos como los que pasábamos alrededor del lago Hoan Kiem, en Ha Long o en la cárcel de Hoa Lo sino también todo lo relacionado con la cultura vietnamita, su gastronomía,... En el libro también nos habla del llamado "mal amarillo", sentimiento de nostalgia y añoranza que invade a uno cuando deja atrás esta tierra. En nuestro caso se está viendo incrementado en estos días en los que recordamos cómo nos cambiaba la vida hace un año. Nada nos gustaría más que viajar de aquí a unos años al país de nuestra hija para poder enseñarle y darle a conocer sus raíces.
Mientras ese momento llega Nieves Thi tendrá en este blog una bonita historia, su historia.