Encuentro Hijos de Thai Nguyen

Erase una vez ocho princesitas y un príncipe que no hace mucho tiempo salieron de su reino, Thai Nguyen, en busca de un futuro mejor. En su camino encontraron a unos reyes y reinas que viajaron juntos y descubrieron toda la hermosura de este reino perteneciente a Vietnam. Una vez de regreso a cada castillo fueron muy bien recibidos por toda la corte y decidieron que algún día volverían a coincidir todas las familias juntas y así rememorar tan bonitos acontecimientos acaecidos ya siete meses atrás.

De esta manera han pasado un fin de semana en el reino de Toledo, punto equidistante de Asturias, Almería, Sevilla, Granada... Los cantajuegos amenizaron el encuentro, los gusanitos fueron el mejor manjar que comieron y los juguetes desparramados por el suelo fueron la mejor diversión.

Las princesas Sara Nhung, Lucia Thu, Sara Hanh, Marta Lam, Carmen Trang, Alba An, Nieves Thi y Carmen Thanh y el príncipe Martín The, volverán a encontrarse el año que viene otra vez en el mismo reino de Toledo para seguir celebrando por todo lo alto la enorme felicidad que están dejando en todos los castillos en los que habitan.

Nos hemos acordado especialmente de Isabel de Baleares y de Raul y Laura a los que esperamos el próximo año con su príncipe/princesa...Continuará.

Nuestro hilo rojo.

El hilo rojo es una leyenda anónima de origen oriental, que dice que entre dos personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un hilo rojo invisible, que viene con ellas desde su nacimiento. El hilo existe independientemente del momento de sus vidas en el que las personas vayan a conocerse y no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso, pero es, siempre, una muestra del vínculo que existe entre ellas.

En el plano adoptivo supone que la vinculación entre el hijo adoptado y los padres ya está realizada de antemano por este hilo rojo y favorece la fortaleza en la larga espera que hay que realizar.

Cuando nació Nieves Thi un larguísimo hilo rojo salió de su corazón y fue viajando por todo el mundo buscando a unos papás hasta que nos encontró a nosotros. Estábamos predestinados, no ha sido casualidad, esta niña tenía que ser la nuestra y así el hilo rojo, una vez llegado a su destino, se fue haciendo cada vez más corto ya que cada día estábamos más cerca de ella.

Siete meses después del encuentro nuestro hilo rojo sigue estando ahí, pero ahora recogidito en una madeja con forma de corazón que nunca se deshará.